Castilla y León pondrá nota a sus residencias de ancianos

 

Se evaluará la calidad de vida de los usuarios, los servicios que ofrece y la atención profesional

VALLADOLID 

Castilla y León ha diseñado un novedoso modelo de atención residencial que busca garantizar la asistencia que se presta en los centros mediante un mayor control de los mismos para que los usuarios puedan elegir con la máxima tranquilidad. Los más de 4.000 fallecidos por Covid en estas instalaciones que se han registrado en la Comunidad impulsaron la necesidad de abordar su transformación para adaptarlas a las nuevas exigencias que impone una pandemia como la actual pero, también, para corregir las debilidades del sistema.

Surge así un pionero instrumento de atención residencial para cuidados de larga duración que, elaborado por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, está actualmente sometido al análisis de los organismos de control antes de su aprobación definitiva por el Consejo de Gobierno para darla rango de ley autonómica. Su principal novedad es que incorpora un procedimiento que dará lugar a una categorización objetiva de los centros, con informes que serán públicos, anuales y con notas. Precisamente, esta valoración será «determinante» para la elección, pero también para que las residencias de titularidad privada puedan (o no) recibir fondos de la Administración autonómica a través de la concertación de plazas.

La nota que obtenga cada centro hará especial hincapié en los estándares de calidad, de forma que se tendrán en cuenta el modo de vida de sus usuarios, la contribución de los apoyos profesionales y los servicios prestados. De esta forma, se medirán de forma objetiva aspectos como el respeto a la dignidad y libre elección de las actividades de las personas usuarias de las residencias; la adaptación permanente de los planes de apoyo a sus proyectos de vida; los cuidados personales recibidos y la promoción de hábitos saludables, y los servicios y apoyos para la vida cotidiana.

En este sentido, la Consejera de Familia de Castilla y León, Isabel Blanco, ha insistido en que «una efectiva evaluación de la calidad de los servicios debe medir la repercusión de los planes de apoyo en los proyectos de vida de los usuarios teniendo en cuenta sus valores individuales y debe verificar el respeto de todos sus derechos». La obtención de una «nota» se complementará con la labor realizada por el Servicio de Inspección de la Junta, apoyada con un sistema de información que reportará información en tiempo real de los requisitos de obligado cumplimiento en materia de ratios de personal y cualificaciones y organización de los servicios. Queda pendiente la fijación de esos ratios que se determinarán en el posterior desarrollo de la ley. El reto ahora es dotarse del instrumento técnico que preste soporte a esas evaluaciones para medir de forma objetiva a cada residencia.

A finales de año

El nuevo modelo girará, además, en torno a las unidades de convivencia para que el centro sea lo más parecido a la vivienda habitual de los usuarios. Así, la Junta obligará, cuando esté aprobada la ley a finales de este año o principios de 2022, a que las residencias de nueva construcción sean «mini hogares íntimos y acogedores», que eviten la masificación y faciliten la convivencia y el desarrollo de proyecto vital de cada persona.

Otra de las novedades es la existencia de un profesional de referencia de atención residencial –encargado de garantizar la ejecución del proyecto de vida– y el gestor de caso, cuya función principal será la de optimizar la coordinación entre los residentes, la familia, el profesional de referencia y el resto de compañeros y estructuras del centro, así como la de promocionar actividades.

Las españolas afrontan más tareas domésticas desde el inicio del teletrabajo por la desigualdad en el reparto de roles

 La pandemia y el teletrabajo continúan agravando la desigualdad y las tareas domésticas siguen aumentando con nuevas obligaciones. Las mujeres teletrabajan el doble que los hombres para atender a menores y dependientes a su cargo y esta modalidad laboral está lejos de ser una vía para la conciliación real si no va acompañada de medidas que fomenten la corresponsabilidad.

Además, la desigualdad de oportunidades de quienes teletrabajan frente a los que no; la falta de desconexión; la carencia de criterios claros a la hora de determinar qué puestos pueden acogerse al trabajo no presencial, la falta de formación de quienes implantan las medidas en las empresas y administraciones, la escasez de acciones estratégicas y la improvisación marcan el día a día de miles de teletrabajadores/as.

Así lo revela una encuesta online de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) y ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles entre 4.400 empleados/as de las administraciones públicas y del sector privado. La inmensa mayoría de los encuestados -un 90%- apuesta por el teletrabajo como vía para conciliar, aunque advierten de sus múltiples carencias y reclaman actuaciones adaptadas a cada centro de trabajo.

En materia de igualdad, la situación empeora y se confirma que la carga doméstica que soportan las mujeres ha aumentado pese al avance del teletrabajo, según asegura un 72% de los encuestados/as. Además, un 27% cree que hombres y mujeres no se están acogiendo por igual a esta modalidad de empleo y un 19% lamenta que no tienen las mismas oportunidades que quienes trabajan de forma presencial.

Otro de los problemas que preocupan es la desconexión digital cuando acaba la jornada laboral. Casi la cuarta parte de los trabajadores/as afirma que no se está respetando este derecho ni en las empresas privadas ni en las administraciones, una circunstancia que también está afectando a la conciliación en el día a día.

Además, pese a que la modalidad a distancia es hoy una realidad en los centros de trabajo (un 73,5% así lo asegura), el 68% afirma que se puso en marcha mediante medidas improvisadas y desconocen si cuentan con un plan estratégico para ello.

Faltan recursos y formación

A la hora de evaluar el trabajo a distancia, un 63,3% cree que las personas encargadas de gestionar los equipos no están todavía preparadas para afrontar esta nueva organización del trabajo o bien necesitarían una formación específica y adaptada para hacerlo correctamente.

Entre los aspectos positivos, valoran que han optado por esta fórmula de una manera voluntaria, tanto para evitar desplazamientos durante la pandemia como para conciliar, y que también les ha permitido que su jornada laboral sea ahora más flexible (un 71,6%).

De cara al futuro, un 90,9% de trabajadores/as afirma que les gustaría continuar con el teletrabajo, aprovechando los recursos invertidos e incorporando mejoras en cuestiones clave como la formación, el equipamiento y la desconexión, entre otros.

La secretaria de Igualdad de CSIF, Eva Fernández, aboga en esta nueva fase del teletrabajo por asegurar los derechos de las plantillas en cuanto a horarios de trabajo, ubicaciones, medios informáticos, mecanismos de selección de personal y derecho a la desconexión digital.

Antes de la pandemia, tan solo un 5% de los empleados/as públicos teletrabajaban, una cifra que llegó hasta un 63% en plena crisis y que ahora se sitúa en torno al 22%, según los últimos datos de la Administración General del Estado recabados por CSIF.

Las administraciones públicas, que deberían ser un referente, están aplicando de forma desigual el teletrabajo; faltan medios tecnológicos y formación; se está denegando a muchos trabajadores/as de manera arbitraria; no hay coordinación para su asignación a distintos puestos, lo que genera desigualdades, etc. advierte Fernández.

Para el presidente de ARHOE, José Luis Casero, es fundamental conocer el estado del teletrabajo en nuestro país -más allá de casos particulares- para trazar estrategias de consolidación de buenas prácticas en las organizaciones, más aún cuando una gran parte de los encuestados/as manifiesta su deseo de que el teletrabajo se mantenga a futuro, en una situación normalizada.

En este sentido, Casero asegura que dos días de teletrabajo semanal como pauta es bueno para la empresa, es bueno para las personas y, además, promueve un impacto positivo sobre el clima al evitar muchos desplazamientos innecesarios.

Sobre ARHOE

ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles es una entidad sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, e integrante del Pacto Mundial de Naciones Unidas. Sus fines son concienciar a la sociedad sobre el valor del tiempo y la importancia de su gestión, y promover medidas que faciliten una racionalización de los horarios en España y en consecuencia una corresponsabilidad de tareas.

Entre los socios de ARHOE, contamos con representantes de diferentes instituciones y entidades, ministerios, comunidades autónomas, empresarios, sindicatos, universidades, sociedad civil, etc.

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